Para aprender a amar a los demás empecé por amarme a mí misma, a aceptar que soy como soy, y a confiar que mis decisiones son las correctas.
Para ello me apoyo en mis aciertos, acepto el amor que se me da y acepto las críticas, porque soy una persona que siempre está dispuesta a estar en este mundo y a aprender a vivir en él. Estoy aquí por alguna razón y trato de ser coherente con mis propias ideas y convicciones.
Si esperamos a ser personas perfectas para amarnos a tal como somos, perderemos la vida entera.
No quiero grandezas, no espero mucho y tampoco espero nada, no soy tan buena persona, ni tampoco tan mala, soy una persona única. Con el tiempo se aprende que sólo queriéndonos a nosotros mismos podemos llegar a ser vistos como perfectos a los ojos de cualquier persona.
Tú también puedes amarte tal como eres.
El amor es el alimento que necesitamos los seres humanos para realizar nuestra grandeza.
Cuando aprendemos a amarnos más a nosotros mismos, aprendemos también a amar más a todo el mundo.